Hipnosis. Bases teóricas y método tradicional

La hipnosis es uno de los procedimientos terapéuticos eficaces en el tratamiento de diversos trastornos. El uso de la sugestión en terapia permite conseguir más fácil y rápidamente el equilibrio y bienestar psicológico a través del lenguaje positivo.

Lo más importante es ofrecer unas estrategias en las que, a partir de las palabras y el recuerdo de imágenes, pensamientos o emociones, se facilite el control y el cambio de esas imágenes y pensamientos irracionales por otros más positivos.

Bases teóricas de la hipnosis

En la actualidad hay diferentes orientaciones dentro de la Psicología que ofrecen teorías y métodos sobre la hipnosis. En mayor o menor medida, se podrían incluir en dos grandes bloques:

  • Teóricos de estado de trance: Defienden que la hipnosis es un estado alterado de consciencia que hace posible la realización de unos fenómenos, difíciles de realizar en un estado normal de vigilia.
  • Teóricos del no-estado: Defienden la hipnosis desde un punto de vista cognitivo-conductual, es decir, la hipnosis puede ser explicada a través de variables motivacionales o psicosociales (actitudes, experiencias, sugestionabilidad, etc.) al igual que cualquier otra conducta no hipnótica.

Estas dos posturas se inicial a finales del siglo XIX a partir de dos líneas teóricas diferentes que se desarrollaron sobre el hipnotismo.

Una de ellas, la Escuela de la Salpêtiere, con Charcot, se centró en la búsqueda de los síntomas físicos de los distintos estados hipnóticos, llegando a la conclusión de que el hipnotismo sólo produce efectos indiscutibles en los histéricos y que las manifestaciones hipnóticas de letarquía, catalepsia y sonambulismo son estados nerviosos patológicos.

La otra línea teórica se originó en la Escuela de Nancy, con Leibéault y Berheim. Aquí se desarrolla una concepción del hipnotismo diferente. Se considera que la hipnosis es perfectamente posible en sujetos normales y que no es debida a ninguna patología. Se sigue la línea establecida por el Abé de Faria y Braid, los cuales resaltan la importancia de los procedimientos sugestivos (verbales y no verbales) como la base del fenómeno hipnótico y la influencia de las expectativas y creencias de la persona para que ésta se produjese. Consideran como elementos fundamentales de la hipnosis la sugestión y la sugestionabilidad.

Método hipnótico tradicional

Los defensores del paradigma tradicional de la hipnosis la conceptualizan como una especie de «trance» claramente diferente del estado de vigilia. Los defensores del paradigma cognitivo-conductual insisten en los aspectos más motivacionales y psicosociales. A pesar de las diferencias, existe cierto consenso en el hecho de que existen una serie de fenómenos inherentes al estado hipnótico que lo caracterizan como tal. Se parte de que en la hipnosis se está en una «transición» del estado de vigilia al de sueño profundo.

Así, las investigaciones confirman que cuando la persona se encuentra en hipnosis se produce:

  • Un incremento notable de la sugestionabilidad.
  • Un incremento de la capacidad de imaginación visual.
  • Un aumento de la implicación emocional
  • La focalización de la atención.
  • La distorsión de las variables de espacio-tiempo.
  • La automaticidad del comportamiento.
  • La disminución del nivel de activación psicofisiológico en general.
  • Alteraciones de carácter sensorial y motor.

1º. Comprobación de la sugestionabilidad

Primero hay una fase previa a la hipnosis en la que se trata de generar rapport (que la persona tenga confianza), clarificar mitos e ideas erróneas, etc. Luego, se ha de comprobar la capacidad de sugestionabilidad de la persona. Hay personas que tienen más capacidad de imaginación y les resultará más fácil. Sin embargo otras necesitarán más recursos para entrar en trance.

Existen diferentes escalas de comprobación de la sugestionabilidad que se pueden utilizar, como por ejemplo, la Escala de Imaginación Creativa de Wilson y Barber (1978). Hay diferentes ejercicios para comprobar la capacidad de imaginación y de implicación en las sugerencias que se le plantean. Los que más se suelen utilizar están relacionados con la sugestión postural o la oscilación postural, y también se puede hacer otro de pre-inducción hipnótica.

2º. Relajación

Para utilizar la hipnosis y la sugestión desde el punto de vista tradicional, hay que hacer uso de la relajación. Se pueden utilizar técnicas como la respiración diafragmática o la relajación muscular progresiva de Jacobson.

Muchas veces, al realizar la relajación a los pacientes, de forma «natural», se pasa por este estadio de profundidad donde el cerebro está más receptivo a las sugerencias y con menos actividad racional.

Una vez hemos hecha la comprobación de sus capacidades sugestivas y que el paciente esté relajado, ya iríamos al procedimiento de la hipnosis.

3º. Procedimiento de hipnosis

El método tradicional de hipnosis consta de 4 fases: inducción, profundización y control hipnótico.

Si utilizamos el método tradicional, el paciente estaría sentado en el sillón cómodamente. De esta manera podemos saber si la persona se va relajando o se mantiene tensa.

Inducción

Esta fase dura unos 5-6 minutos. Hay infinidad de técnicas de inducción. En general, las técnicas de inducción deberían seguir la suposición de que la hipnosis es un proceso de atención elevada y focalizada, que además, requiere aprendizaje.

El método de inducción más común es la relajación progresiva. Este método es útil cuando el paciente tiene miedo a la hipnosis, pero no le importa experimentar la relajación profunda.

Es importante utilizar las frases en futuro y utilizar el “como si…”. Por ejemplo, “poco a poco te sentirás más relajado… cómodo… somnoliento… como si el cuerpo fuera a ir soltándose y dejándose caer…”.

Suelen ser indicadores de que la persona ya está en inducción cuando tiene pequeños movimientos oculares con los ojos semi-cerrados, o cuando empieza a tragar saliva. El movimiento en la garganta es una buena señal de la receptividad a la sugestión, aunque no se muestren otros indicadores de relajación muscular. Entonces hay que seguir suavemente porque quizá la persona puede notar pequeñas sensaciones y no se debe generar la sensación de miedo o pérdida de control.

Profundización

Esta fase dura unos 10 minutos. Una vez realizada la inducción, para ir generando la fijación atencional entraríamos en la profundización.

La profundización en el trance puede constituir un método para que el hipnotizador evalúe, a lo largo del tiempo, la capacidad del sujeto para el trance, implicándole en la realización de tareas progresivamente más difíciles. Hay diversos procedimientos y técnicas de profundización.

En esta fase la inflexión del tono de voz es más firme y se utiliza el tiempo presente en las sugestiones. Por ejemplo, “percibe tus párpados… como si poco a poco se fueran quedando pegados… cada vez más pegados… si quisieras abrir los ojos notarías que se pegan cada vez más… y más… cada vez más pegados…”. Se puede percibir que la persona se va relajando o está centrada en lo que le digamos.

Las señales de si la persona sigue las sugestiones pueden ser pequeños movimientos en la frente con intentos ligeros por abrir los ojos. Si notamos que respira más rápido puede ser una señal de que percibe que no puede abrir los ojos y se esté angustiando. Hay que eliminar este sentimiento ligero de malestar introduciendo la técnica de la fragmentación: “ahora contaremos de 1 a 5 y abrirás los ojos, te sentirás bien…”. También podemos dar la sensación de control al paciente y sugerirle: “ahora mentalmente cuenta de 1 a 5 y se abrirán los ojos, te sentirás bien…”. Con esta frase estamos dando la sugestión de que es la persona la que lleva el control y así se evitan las resistencias o miedos.

Control hipnótico

Cuando vamos profundizando es cuando pasamos a las técnicas terapéuticas, que es el control hipnótico. En esta fase podemos utilizar sugestiones directas y enfáticas, como “a partir de ahora vas a estar tranquila cuando vayas al trabajo… vas a sentirte segura… vas a sentirte bien… vas a sentirte tranquila…”. Se produce una interrelación de los tiempos verbales y podemos jugar con los verbos en presente, futuro y pasado.

4º. Salir de la hipnosis

Cuando hemos realizado el trabajo terapéutico, debemos terminar el proceso de hipnosis. Para ello hay que activar al paciente de manera similar a cuando se sale de la relajación de forma gradual y progresiva. Por ejemplo, se puede utilizar el método de las escaleras con 10 peldaños: contando los 10 peldaños: “1, los pies se van moviendo, como si tuvieras ganas de caminar, de salir a pasear, de estar con gente… 2, los dedos de las manos…” y vamos contando hasta llegar hasta diez y es cuando vamos sugiriendo que abra los ojos.

Si se hace de forma muy brusca, la persona mentalmente puede estar activa, pero el cuerpo demasiado pasivo. Tienen que ir en armonía el cuerpo y la mente. Es normal que algunas personas muestren cierto retraso motor y hay que adaptarse a sus características, dando indicadores de movimientos musculares. Si la persona no los realiza puede ocurrir que esté dormida o a punto de dormirse. En estos casos, podemos tocar suavemente a la persona en el brazo y modular la voz un poco más alta mientras realizamos sugestiones como la de los peldaños de la escalera.

Bibliografía

  • La hipnosis y la sugestión aplicadas a los trastornos de ansiedad. (2020). En A. Cotolí Crespo (Comp), Máster propio en Tratamientos de los Trastornos de Ansiedad y Estrés. (4ª Edición). Universidad de Valencia.

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